miércoles, 17 de septiembre de 2008

ADECES cuestiona algunas de las iniciativas presentadas por el Ministerio de Industria para reducir el consumo energético.

A continuación paso a reproduciros una nota íntegra de ADECES, sobre el ahorro energético, y que deberíamos tener en cuenta todos a la hora de comprar una nueva vivienda. Ya que de estar construida bajo los parámetros del nuevo CTE (Código Técnico de la Edificación) supone un ahorro de entre 500 y 1500 Euros al año, frente a una vivienda anterior. Eso sí, que no os den gato por liebre: Solicitad la memoria de calidades, en la que debe de aparecer por ley y detalladamente el aislamiento de la misma y si tenéis alguna duda podéis consultarme aquí, que para eso hice un Máster en Aislamientos para la Construcción que me costó una pasta...


ADECES (Asociación Pro Derechos Civiles Económicos y Sociales) ha analizado las medidas propuestas recientemente por el Ministerio de Industria para reducir el consumo energético, las emisiones de CO2 y la dependencia energética de España. La asociación reconoce la voluntad del ministerio de primar la eficiencia, pero considera que las medidas anunciadas plantean numerosas incógnitas en su ejecución y algunas de ellas son una muestra inequívoca de una incorrecta asignación de los recursos públicos, por ejemplo, el regalo de una bombilla por hogar en 2009 y otra en 2010 o las que priman a las grandes empresas y grupos industriales.

Una de las medidas más difundidas es el regalo de dos bombillas de bajo consumo por hogar en los próximos dos años y el intercambio de 2 bombillas incandescentes por una de bajo consumo hasta un total de 6 millones.
ADECES no comparte esta iniciativa porque las administraciones públicas deben promover medidas o diseñar políticas públicas en aquellos ámbitos a los que el mercado no puede dar respuesta o los ciudadanos no pueden abordar. La adquisición de bombillas de bajo consumo, con un coste que oscila entre los 4 euros y los 8, no representa un gasto inaccesible para las economías domésticas.
Por otra parte, los efectos que se logran con esta medida (29 millones de bombillas de bajo consumo) equivalen, según el propio Ministerio al consumo energético de 60.000 hogares, es decir, el 0,42% del censo de hogares. Algo que se podría conseguir igualmente con la rehabilitación de 226.000 viviendas, según los criterios del CTE térmico o 200.000 si las condiciones térmicas de los edificios fueran un poco más exigentes. Por cierto, las bombillas tienen una vida útil de aproximadamente 5 años; la rehabilitación de 40 años. Y aquí sí, las ayudas públicas son necesarias porque muchos ciudadanos no pueden afrontar los costes de rehabilitación de su vivienda o participar en la de su edificio.

Tampoco comparte ADECES la duplicación de fondos (120 millones de euros) destinados a los proyectos estratégicos de las grandes empresas y grupos industriales porque son una muestra inequívoca de incorrecta asignación de los recursos públicos que la asociación no comparte, ya que discrimina a otras iniciativas, igualmente estratégicas en pro de la eficiencia energética, pero que pueden tener otros destinatarios.
Rechaza también ADECES, el impulso al desarrollo de empresas de Servicios Energéticos que contarán con financiación y contratación pública. Entiende la asociación que en el actual contexto energético la existencia de este tipo de empresas esta garantizada por el mercado y de hecho ya existen sin necesidad de favorecer su crecimiento con actuaciones de otro tipo que serán fuente de conflictos futuros.

Por otra parte, un 20% de las medidas que contempla el plan del Ministerio de Industria implican necesariamente la colaboración de otras administraciones y una dotación presupuestaria hasta ahora inconcreta: carriles bici, extensión de horarios del metro, etc. Otras son declaraciones de carácter estrictamente político que deberán articularse desde la Comisión Europea como, por ejemplo, la eliminación del mercado de bombillas incandescentes en el 2012 (medida que refuerza la idea de que las iniciativas para promover el uso de las bombillas de bajo consumo representan una mala asignación de los recursos públicos).

En el capítulo de propuestas, ADECES sugiere al Ministerio de Industria que:
En colaboración con otros departamentos del Gobierno, fomente la revisión urgente del CTE por parte del Ministerio de Vivienda, una regulación que nació, con el anterior Gobierno, con un retraso de 4 años, provocando que casi 2.800.000 viviendas llegarán al mercado con una regulación térmica escasamente exigente. Si esas viviendas hubieran llegado al mercado con las condiciones del CTE se habría eliminado el consumo energético de 743000 viviendas, aproximadamente el 5,30% del total de hogares de España. Y si hubiesen llegado en condiciones homologables a otros países de la UE habría sido como eliminar el consumo de 840.000 viviendas, es decir, el 6% del parque.
Incrementar las ayudas y las exigencias térmicas de la rehabilitación de edificios, por ejemplo, a través de promover créditos a interés del 0%.
Establecer un plan de reforma de edificios de la Administración General del Estado (y no sólo edificios nuevos) para que mejoren su comportamiento energético.
Finalmente ADECES, comparte el resto de medidas propuestas por el Ministerio.

http://www.adeces.org/

lunes, 8 de septiembre de 2008

Reflexiones sobre el LHC

Como algunos ya sabréis (y a los que no lo sabéis ya os lo digo yo) el día 10 de Septiembre se pondrá en marcha el LHC: El Gran Colisionador de Hadrones. Ésto no es el título de la nueva novela de Dan Brown (aunque lo parezca), es realmente un acelerador de partículas (el mayor de la historia) situado en Ginebra (Suiza) y con el que los científicos esperan recrear los orígenes del universo en busca de nuevas partículas y teorías que nos acerquen un poco más a nuestros orígenes.

La noticia a dado lugar a infinidad de mensajes, emails en cadena, declaraciones y demás parafernalia apocalíptica alarmista sobre un eventual fallo en la puesta en funcionamiento del LHC que daría lugar a una serie de cataclismos que acabarían con el planeta tierra e incluso con el universo. Hecho improbable, pero que algunos científicos críticos con el proyecto han calificado de "posible" en un 0,01%.

Esto podría reforzar mi teoría del bucle: Si lo que finalmente consiguen éstos científicos es recrear exactamente el momento inicial del universo… ¿No se nos tragará el Big Bang (creado artificialmente), junto al resto del universo conocido, para dar lugar a un nuevo universo desde cero? En el que 15000 millones de años después una especie humana, decida tener la misma idea y vuelva a comenzar la historia. Y la rueda atemporal siga girando y repitiéndose de manera infinita. ¡O mejor aun! ¿Y si el experimento tuviera éxito, y diera lugar al origen de un nuevo universo controlado que experimentara lo ocurrido con el nuestro propio y siguiera la misma evolución pero tal vez en un espacio temporal diferente? Eso podría explicar nuestros orígenes y de alguna manera mostrar lo triste y casual de nuestra existencia, ya que seríamos fruto de un experimento controlado y nuestro destino guiado en lo que tal vez no sea más que un juego de niños de un ente superior, como quien controla la vida de Niko Bellic en GTAIV o decide reiniciar su partida en Los Sims…
De todos modos en ambos casos seríamos arrojados al eterno dilema filosófico de ¿Qué fue primero? ¿El huevo o la gallina? Y quedaría en el aire las preguntas a las que precisamente se está buscando solución: ¿Quiénes somos? y ¿De dónde venimos?

Finalmente no creo que nada de esto ocurra (y si lo hiciera sería una putada porque me convertiría en el mayor genio del planeta y nunca se sabría ni quedaría para las posteridad), ni mucho menos que sea el fin del mundo, ni nada parecido. Lo que si que va a suceder es un importante avance científico en el campo de la física y un escalón menos por subir en ese largo camino que lleva recorrido el ser humano desde sus orígenes en la búsqueda del conocimiento absoluto. Tal vez pueda parecer un escalón algo caro (7000 millones de euros), pero se queda en nada frente a inversiones como el último avión de combate estadounidense en el que se han invertido 16000 millones de euros y tiene un coste de otros 1800 millones por unidad y con un único objetivo radicalmente opuesto: bajar de golpe muchos de esos peldaños en la carrera humana que tanto nos han costado subir.